El hallazgo revela el primer testimonio prehistórico en Europa procedente del continente africano en la genética de un individuo que habitó la sima lucentina hace 3.600 años

El hallazgo revela el primer testimonio prehistórico en Europa procedente del continente africano en la genética de un individuo que habitó la sima lucentina hace 3.600 años   

La Cueva del Ángel sigue desvelando sorpresas para la comunidad científica internacional. Su potencial arqueológico vuelve a plasmarse a través de un estudio, el primero que aborda el ADN humano de los restos hallados en la sima lucentina, que permite concluir que ya hubo un proceso migratorio desde la África subsahariana a la Península Ibérica hace 3.600 años.

El resultado de este trabajo de investigación ha sido presentado esta mañana en el Ayuntamiento de Lucena por el director de la excavación arqueológica de la Cueva del Ángel, Cecilio Barroso, y un miembro de su equipo, el antropólogo Francisco Bermúdez, durante una comparecencia en la que han estado acompañados por el concejal de Patrimonio Histórico, José Cantizani.

El hallazgo revela el primer testimonio de origen africano subsahariano en el ADN de un individuo europeo de la Prehistoria. Hasta estos momentos, había constancia que esa interacción entre los habitantes de África Central y Oriental y los de la Península Ibérica, y por ende de Europa, se remontaba a la época de dominación islámica (siglo VII d.C), sin embargo las conclusiones del estudio de los restos humanos hallados en la Cueva del Ángel permiten adelantar esa datación cronológica hasta la Edad del Bronce, hacia el 1.600 a.C. Aproximadamente.

Esta afirmación forma parte de un estudio más amplio hecho a partir de muestras de huesos humanos localizados en el norte y el sur de la Península Ibérica, dirigido por la profesora Gloria González-Fortes, de la Universidad de Ferrara, con el objetivo de analizar las dinámicas de las poblaciones prehistóricas en unos periodos históricos tan críticos en los hubo muchos movimientos de humanos.

“La gran sorpresa de este estudio la ha dado un individuo que habitó la Cueva del Ángel hace 3.600 años y cuyos restos humanos aparecieron en la zona de la covacha durante la campaña arqueológica del año 2013”, ha explicado Francisco Bermúdez. El ADN de este hueso, uno de las cuatro muestras halladas en la cueva lucentina enviadas para este proyecto de investigación, contiene en su secuencia “un componente proveniente de la África subsahariana, heredado por la línea genética de su madre”, lo que supone a nivel europeo “la primera constatación de una secuencia de ADN de esta tipología en la Prehistoria”.

El descubrimiento se ha dado a conocer hace unos días a la comunidad científica a través de la revista de biología 'Proceedings of the Royal Society', editada en Londres, con un artículo traducido del inglés titulado 'Una ruta occidental de migración humana prehistórica desde África a la Península Ibérica', firmado entre otros, por los dos investigadores que trabajan desde hace años en la Cueva del Ángel.

 

“El ADN de la Cueva del Ángel tiene un potencial impresionante”

Durante la comunicación de este último hallazgo de carácter científico atribuido a la Cueva del Ángel, el director de la excavaciones arqueológicas, Cecilio Barroso, ha querido defender el trabajo “de excelencia, serio y riguroso” que se viene desarrollando en el yacimiento ubicado en la Sierra de Aras.

“El 90% de los huesos humanos estudiados hasta ahora tiene presencia de ADN y de buen calidad informativa, por lo que la Cueva del Ángel tienen un potencial científico impresionante”, ha asegurado, confirmando que la sima lucentina “está llamada a ser un referente a nivel internacional sobre la determinación de los caracteres de las poblaciones prehistóricas, al menos, a nivel europeo”.

Barroso ha recordado que hasta el momento la Cueva del Ángel ha dejado testimonios de dos culturas bien diferenciadas como son el Neolítico, documentado a través de restos cerámicos datados en el milenio VI a.C. y el Calcolítico con restos de poblaciones de prospectores de metales fechados hacia el 3.000-2.500 a.C.

El director confía en que próximos estudios del ADN humano de ambos periodos cronológicos confirmen la relación de los habitantes del entorno de la Cueva del Ángel con los movimientos migratorios procedentes desde África.